ciertemente todos experimentamos el temor, pero hay algunos que son externos y momentáneos cómo el miedo a las cucarachas, a los rayos a las alturas. No nos referimos a éste tipo, sino a los temores que van arraigados a tu carácter, a tu alma.
Los jóvenes experimentamos muchos temores, ya sea autoinfundidos, sea por alguna situación del pasado o por una vivencia, son situaciones que te perturban y que te impiden avanzar. Algunos de los temores más comunes que afectan el carácter de un joven son los siguientes:
- Al futuro
- Al fracaso
- A no ser capaz
- A la soledad
- A la muerte
- Al sufrimiento
- A no alcanzar estándares sociales
- Al rechazo
- A no encontrar pareja
- A no poder tener hijos
- Al divorcio
- Al no encontrar un buen trabajo
- A no ser feliz
- A un diagnostico medico negativo
- A perderlo todo
- Al castigo de Dios
- A los cambios
Eso solo por mencionar algunos de los que seguramente has experimentado, pero, si hay algo de lo que tienes que estar seguro o segura, es que Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina (2 Timoteo 1:7 NTV). Es decir que no hay temor que no puedas vencer con la ayuda de Dios.
El temor entró a la humanidad, cuando Adan y Eva se separaron de Dios al darse cuenta que pecaron (Genesis 3: 9-10). El temor entró a tu vida con tus propias experiencias negativas o con las que conociste de alguien más. El hecho de alejarnos Dios y el pecado, lleva nuestra vida a la carencia de la seguridad de el verdadero amor que hecha fuera el temor y nos volvemos inestables y vulnerables a satanas (1 Juan 4:18).
David es alguien que afrontó sus temores. Enfrentó a Goliat, es decir, que no enfrentó solo su propio temor, sino también el temor del pueblo, afrontó el temor de ser devorado por las garras del león y del oso ( Samuel 17:37), afronto el temor de ser muerto por las manos del rey Saúl, pero Dios le demostró que estaba con él, que lo protegía y lo respaldaba aun cuando fuere algo más grande que él.
En pocas palabras Dios quiere que venzas tus temores, porque los temores que hoy venzas, serán una plataforma para alcanzar lo que Dios quiere darte más adelante. Es necesario que hoy decidas comenzar el proceso para vencer ese temor principal que no te deja avanzar.
Salmos 34:4 dice: “Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores.